Una clase histórica
La Bola Caliente
Una clase histórica
El primer hit de Tony. Cuando el 19 de julio de 1982 Tony Gwynn jugó su primer partido en Grandes Ligas, conectó sencillo y doble contra los Filis de Filadelfia, cuya intermedia era custodiada por el mayor hiteador de todos los tiempos, Pete Rose. Cuenta la leyenda que cuando Gwynn llegó a la segunda base Rose le dijo “mira muchacho no trates de pasarme en una sola noche”. Venticinco años después Gwynn fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol, gracias en parte a sus 3.141 hits, alrededor de 1.000 menos de los que batió Rose, quien no ha podido ingresar al “Templo de los Inmortales” por culpa de sus presuntas apuestas en el béisbol...
Momentos memorables. Gwynn tuvo la suerte de conectar sus indicutibles 2000 y 3000 el 6 de agosto de 1993 y el 6 de agosto de 1999, respectivamente. Esas conexiones no pudieron ser un mejor regalo de cumpleaños para su mamá Vendella Gwynn, quien nació ese día. “Cuando logré mi imparable 2000 pensé que con mil más me iba a ser más fácil llegar al Salón de la Fama y hoy ese día ha llegado”, dijo Gwynn durante su discurso de inducción en Cooperstown, Nueva York.
Visita al Yankee Stadium. Gwynn agregó en su intervención que otro de los grandes momentos de su carrera fue cuando en 1998 jugó su segunda Serie Mundial y llegó al Yankee Stadium. “Tuvimos un gran año pero tuvimos que enfrentar a los Yankees de Nueva York y ellos tenían al mejor equipo de béisbol que había visto en muchos años”, dijo Gwynn. “Sin embargo disfruté mucho estar allí jugando al lado de los monumentos de varias de las más grandes estrellas del béisbol”, apuntó...
A la caza de Ted Williams. “Mi padre siempre hablaba de Ted Williams y Jackie Robinson y yo trataba de imitar a esos dos grandes bateadores”, reconoció Gwynn. Y que forma de imitar a Williams. Tony bateaba para un descomunal .394 cuando el 12 de agosto de 1994 una huelga de peloteros en Grandes Ligas acabó con su intento de convertirse en el primer jugador en batear por encima de .400, desde que lo hiciera Ted Williams en 1941...
Memorias. Cal Ripken Jr. alcanzó la gloria en el Salón de la Fama y ratificó el compromiso de su familia con la enseñanza del béisbol. “Mi vida ha sido una bendición y entendí que este deporte es una forma de vida”, dijo. “Todo lo que pasa en el béisbol pasa en la vida y todo lo que pasa en la vida pasa en el béisbol”, filosofó. Sin duda que pasarán muchos años antes de que Cooperstown vuelva a abrir sus puertas para recibir en un mismo año a tan extraordinarios peloteros.
miguel@eltiempolatino.com
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